“Mi arte se basa tan solo en las ganas de hacer cosas que me demuestren que la vida sigue siendo interesante”.
Pepe Tauste
Si sois aficionados al arte, y si habéis entrado en Ibiza-click daré por supuesto que lo sois, seguro que no es la primera vez que leéis un artículo sobre Pepe Tauste. Por tanto, dejaré de lado definiciones más o menos estrictas sobre su trabajo –que por otro lado es por definición indefinible- y me centraré, si me permitís en hacer una reflexión completamente personal sobre lo que ha significado para mi tanto su obra como su figura…
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…Entré en contacto con él hace ya cinco años de manera casual. Coincidimos en un curso de montaje digital y he de reconocer, ignorante de mí, que nunca había oído hablar de él. Pese a ello, lejos de molestarse como habrían hecho muchos otros artistas de su prestigio, se ofreció a hacerme el cartel del último corto que yo acababa de rodar y acepté con más curiosidad que esperanza –ya dicen que la ignorancia es atrevida-.
Imaginad mi sorpresa cuando dos días más tarde pude comprobar como mi pequeño y más bien desafortunado cortometraje amateur iba a tener por cartel la obra de un genial artista. Fue entonces cuando comprendí quién era
Pepe Tauste, y rápidamente me informé sobre este sorprendente autor que había tenido la suerte de encontrar.
Nacido en Guadix (Granada) en el 1942, desde pequeño se dio cuenta de que tenía una forma diferente de interpretar el mundo que le rodeaba. Ésta es la principal premisa de la que parte todo su arte; pese a que no hizo su primera exposición oficial hasta que emigró a Catalunya, concretamente a Manresa, en los años 60.
Se trataba de montaje fotográfico a modo de “collage” –uno de sus recursos favoritos desde que quedó impresionado con la portada del Sgt. Peppers de los Beatles-. Y como pasa con todo artista trasgresor que se precie, con esta primera exposición llegó también su primera polémica, debida a que en aquella época no estaba demasiado bien visto el tema de la falta de ropa en los cuerpos humanos –cosas del gallego fascista de marras-.
Pero por suerte, y como no podía ser de otra forma, Tauste continuó exprimiendo y explorando su particular interpretación del mundo, sin desaprovechar ni uno solo de los recursos que éste le ofrecía: desde el cine, reinventando mitos como Audrey Hepburn o Sarita Montiel desde su propia óptica; o los más siniestros como Nosferatu, el dr. Mabuse, o la vampiresa del cine mudo Ted Avara; o desde la música, aprovechando toda la estètica hortero-glamourosa de los años 80, como Alaska, por poner un ejemplo.
Y es precisamente en esos maravillosos años que tan de moda están ahora cuando Tauste, ya instalado en Eivissa, vive su mejor momento creativo.
Después de un periodo haciendo carteles para discotecas, hace la primera de la que sería una colección de exposiciones casi anuales en el centro cultural Sa Nostra.
En los 90 comienza a atreverse con la escultura, desarrollando figuras de alambre, proceso terriblemente laborioso y complicado.
Pero faltaba una herramienta especial de la que Tauste todavía no había podido disfrutar y que le permitiría dar otro giro a su ya prolífica obra: el ordenador. Con esta herramienta, a Tauste se le abre un nuevo mundo ante él con el que poder tergiversar –le encanta cambiar el significado de las cosas, especialmente las que todos damos por supuestas- artísticamente todos los motivos que quiera.
Hoy es difícil irlo a ver a su casa y no encontrarlo como un niño ante el ordenador convirtiendo una portada mítica del cine en una historia mucho más compleja, o creando carteles alternativos de clásicos, por poner dos ejemplos al azar.
Una de las últimas genialidades de este pequeño gran hombre, y que tuve el orgullo de presenciar y grabar para a la televisión local –imágenes que todavía tengo en mi archivo, y porque no tengo caja fuerte- fue una espectacular instalación titulada “Nosferatu y yo”, estrenada el verano de 2003 en la iglesia de l’Hospitalet en Dalt Vila.
Para los que no hayáis tenido la oportunidad de asistir, intentaré explicárosla resumidamente, aunque ya avanzo que es imposible hacerse una idea de su magnitud y espectacularidad sin haberla visto en directo: “Nosferatu y yo” es una especie de “collage” tridimensional con una performance teatral referente al mito de Nosferatu con la que el artista no escatimó elementos para dar nueva vida al mito vampiresco.
La música, el impresionante escenario suspendido en el aire, proyecciones de imágenes de la película original retocadas, la tétrica iluminación, propia del mejor videoclip de The Cure, y la escalofriante sensación que recorría tu cuerpo cuando veías emerger al monstruo de entre los propios asistentes al acto hicieron de “Nosferatu y yo”, probablemente, la obra más impactante de Tauste hasta la fecha.
Actualmente acaba de estrenar en el centro de Can Cires en Sant Joan, conjuntamente con Dunkel y Unsworth la exposición “Galerías Cambiantes”, donde cada uno de los artistas hace su propio montaje, partiendo del surrealismo como nexo común. Sin duda, muy recomendable, como todo lo que hace este hombre, que espero que lo sigáis y no le perdáis la pista. Yo personalmente prometo manteneros informados.
Javier Riera (Director de Cine y Realizador Audiovisual)
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