SABORES DE IBIZA
La noticia me despertó profundas magdalenas de Proust.
Siempre cumplo inexorablemente con mi cita en Can Vadell. No sólo para comprar esas magdalenas ibicencas que me chiflan. Sino sobre todo para contemplar a doña Pilar. Majestuosa, elegante, llena de dulzura y firmeza. Es la imagen de la madona ibicenca, telúrica y llena de humanidad. Poderosa pero humilde. Sus magdalenas me llenan de un sentido pleno de la vida, como esa mirada que te dispensa amistosamente cuando te cobra el ridículo euro que cuesta esa maravilla.
Hace tiempo que no paso por Can Alfredo. Me gustaba más antes de la reforma. Muy acogedor, con esas fotos de famosos firmadas y aquella composición fantástica de la payesa con su perro y su gato que tan bien supo retratar Buil Mayral. Iba mucho en los 90, cuando estaba a menudo en Ibiza. recuerdo a Joan – "Joanito" – Riera dando de comer a los futbolistas del Eivissa, cuando el club no tenía dinero ni para pagarles. Me ha quedado grabado el sabor de su sopa de menudillos, en noches de invierno, cuando salías a s’Alameda y soplaba un viento frío y destemplado. Mientras las campanas de la Seo parecían lamentarse.
Un día Juanito me comentó que yo salía mucho en los diarios. A continuación, me miró y dirigió sus ojos a su colección de fotos suyas con famosos. Se quedó un segundo pensativo. Pero no dijo nada. Yo pensé para mis adentros: "Uf. Por poco. El día en que Juanito quiera fotografiarse comigo es que realmente he triunfado".
Me alegro de que, por una vez, se reconozcan las cosas importantes. Y a los personajes que nos han dado de comer física y espiritualmente.