IBIZASFERIO: GENTE DE IBIZA
Pero no siempre es así. Y a veces, la perspectiva desde la isla resulta engañosa. Todo parece quizás más pequeño y más modesto de lo que es. Y han de ser los que vienen de afuera quienes contribuyan a descubrirlo.
Una de las grandes riquezas de Ibiza es su protocolo humano. Probablemente, mucha gente que ha vivido siempre en la isla considere esta afirmación exagerada. Pero no lo es. El conjunto monumental de Dalt Vila, el paisaje, la riqueza submarina, son grandes activos del patrimonio de la Humanidad. Pero también debería serlo el carácter de la gente de Ibiza.
El que esto firma, que sólo puede volver de vez en cuando a la isla, lo nota nada más llegar. Existe una calidez especial que se manifiesta incluso en el brillo de la mirada. Un residuo de tiempos quizás más pobres y antiguos, pero seguramente más humanos. La diferencia es notable si se le compara con las otras islas. Ibiza es una isla emotiva. La gente lleva el corazón en la mano. Es una vibración contagiosa, de emociones fuertes. A mí me basta con ir a la pastelería que hace años visitando sólo para contemplar la mirada de la señora que despacha. En esos ojos transparentes, sus gestos calmosos y maternales, se lee toda una forma de encarar la vida.
Estamos deformados por unas pautas aberrantes. Tantos años de "pelotazos", de modos copiados a los "nuevos ricos", de materialismo ultraliberal, nos han hecho olvidar lo más importante. No encontrarse solo. Saber relacionarse con los demás.
En eso Ibiza, pese a ser una isla pequeña, puede dar lecciones a muchos lugares más grandes, ricos y adelantados tecnológicamente. Pero pobres de corazón. Y así se explica el imán que la isla ha ejercido sobre personas de todas las procedencias. Reunidas aquí no sólo por cuestiones prácticas, sino sobre todo por imperativos sentimentales.
+ INFO: www.ibizasferio.com
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