Al acto han participado varios familiares de Margalida, una mujer que es todo un símbolo de compromiso en Ibiza y de lucha por los derechos sociales.

Margalida Roig fue trabajadora de la fábrica de Can Ventosa y sindicalista. Tuvo desde jovencita una cierta cultura que le venía por tradición familiar: en un contexto donde casi todo el mundo, sobre todo las mujeres, era analfabeto, su abuela sabía leer y escribir y Margalida tuvo siempre contacto con los libros. Para ayudar a la economía familiar, y como tantas otras muchachas, empezó a trabajar en la fábrica de tejidos de Can Ventosa con sólo 15 años.
Can Ventosa ocupaba en aquellos momentos, alrededor de 1923, unos locales en la carretera de Sant Joan.

El año 1925 la fábrica se trasladó a un nuevo edificio de la antigua carretera de San Antonio, hoy avenida de Ignacio Wallis de la ciudad. La fábrica fue bendecida el 27 de abril de 1925. En aquellos años, Margalida tomó contacto con otros jóvenes comprometidos, que como el folklorista Joan Castelló Guasch entre otros, se reunían en la Casa del Pueblo. Como sindicalista de la UGT, participó activamente en la formación, el mes de marzo de 1936, de la Unión Obrera Femenina (UOF), que agrupaba las trabajadoras de la Calcetería Hispánica Can Ventosa. Para poder trabajar en la fábrica de calcetines había que sindicarse.

El 13 de julio de 1936 las obreras de Can Ventosa se declararon en huelga con carácter indefinido por no aceptar la patronal las bases presentadas por el sindicato. Margalida presentó el listado de las reivindicaciones de las obreras ante el Ayuntamiento de Ibiza.

Su cargo y la coincidencia de la huelga con el golpe de estado militar que daría paso a la Guerra Civil, fueron el detonante de su detención pocos días después y su posterior condena. Declarada la guerra, Margalida Roig fue detenida en los días siguientes: fue la primera mujer detenida en Ibiza a raíz del golpe de estado militar. Margalida no había querido huir. Sus hermanos, Joan y Vicent, decidieron salir de la isla. Ella se quedó con la madre y la abuela.

En junio de 1938 fue condenada a cadena perpetua por ‘delito consumado de adhesión a la rebelión’ y se le impuso una multa de 4.666,60 pesetas. Fue ingresada, junto a otras trabajadoras, a la prisión central de mujeres de Palma. Como la familia no tenía dinero para pagar la multa, le fueron expropiadas todas las propiedades: la casa familiar, en la calle San Antonio y una feixa en el Prat de ses Monges.

El agosto de 1943 le seria conmutada la cadena perpetua por una condena de 12 años y un día. Aquel mismo año, el 19 de septiembre, salió en prisión atenuada para trasladarse a su domicilio que no había de abandonar más que en cumplimiento de obligaciones, trabajos y deberes religiosos, según especificaba la certificación, aunque en la práctica Margalida se movió con relativa libertad por Dalt Vila. Otras compañeras habían salido antes que ella al mostrar arrepentimiento. Margalida no lo quiso hacer y esto había alargado su estancia en la prisión.

Ya en Ibiza, se casó con Josep Bonet Cardona, destacado miembro del Partido Comunista y que también había cumplido condena por adhesión a la rebelión. La pareja tuvo 3 hijos, una muchacha, Esperança y dos niños, Joan y Josep, que hoy han asistido al acto.

Fue indultada el 1 de junio de 1946. Tras la suya liberación se instaló en esta casa, dónde vivió hasta unos meses antes de su muerte. Murió el 28 de junio de 1966, casi 20 años después.

Mariví Mengual, concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Ibiza, ha manifestado que es un auténtico orgullo para nuestra institución poder explicar la historia de ibicencas tan emblemáticas como Margalida Roig, que nos ayudan a comprender el papel que las mujeres han tenido a lo largo de nuestra historia y que no es, ni de lejos, tan pasivo como muchas veces los libros oficiales nos muestran.