El Baluard de Santa LLúcia se estrena mañana jueves con dos propuestas jazzísticas dispares, una mestiza y oriental, que firma el saxofonista israelí Gilad Atzmon, y otra académica y occidental, que respalda la joven formación polaca Wierba & Schmidt Quintet (22.00h, precio 15 euros). Estos últimos acuden al Eivissa Jazz tras ganar el concurso europeo de grupos del Festival de Jazz de Getxo, celebrado a comienzos del pasado mes de julio, mientras que Atzmon hace lo propio con su proyecto más laureado, The Orient House, más la voz invitada de la cantante británica Sarah Gillespie.

Jazz intelectual y comprometido
El saxofonista y clarinetista Gilad Atzmon (Israel, 1963) se exilió a Londres mitad de la década de los noventa, cansado de la radicalidad sionista y después de haber cumplido el servicio militar en la guerra que Israel declaró a el Líbano a comienzos de los ochenta. Su participación en aquel conflicto acabó por despejar todas sus dudas contra la “identidad judía”: “Veía a palestinos por todas partes, hasta que me dije, `¡diablos, si es que estoy viviendo en territorio palestino!´. Fue entonces cuando decidí marcharme, eso sí, con cierto sentimiento de culpa”. Aterrizó en la capital británica para cursar y completar estudios de filosofía alemana, aunque el jazz pasó a formar parte de su verdadera vida profesional. De hecho, Atzmon, que había estudiado música en la Academia Rubin de Jerusalén, llegó a tener excepcionales padrinos en las figuras de Memphis Slim, Michel Petrucciani o Jack DeJohnette, con los que realizó varias giras.
Tras su llegada a Londres fundó el grupo con el que hoy escribe sus mejores discursos musicales, el Orient House Ensemble, cuya musculatura jazzística se sostiene en el buen hacer del pianista Frank Harrison, el contrabajista Yaron Stavi y el baterista y percusionista Eddie Hick. A ellos se sumará la voz invitada de la cantante británica Sarah Gillespie.
 Tras varias entregas discográficas en pequeñas compañías, Gilad Atzmon y los muchachos del Orient House Ensemble firmaron por uno de los sellos independientes con más prestigio, Enja, donde tienen publicados cuatro discos, acotados entre el primero, Nostalgico (2001) y Refuge (2008). En su paleta expresiva caben todos los corazones musicales de Oriente Medio, tanto judíos como árabes, así como la efervescencia rítmica gitana de los Balcanes, el latido negro de África y la cadencia melódica de géneros como el tango. Atendiendo a la trágica actualidad de su pueblo hoy, sin embargo, resalta por encima de todos sus trabajos, incluido su más reciente In loving memory of America (Tiptoe, 2009), el álbum que publicara en 2003 bajo el revelador título de Exile. Se trata de un poema musical a todos los desterrados, voluntarios o no, árabes o hebreos, que hubieran preferido quedarse a compartir la tierra en la que nacieron. Y también un magnífico relato sonoro contado en clave post-bop, porque ante todo este saxofonista, clarinetista y flautista explica sus ideas con el lenguaje del jazz.

Jazz joven, música para mañana
Wierba & Schmidt Quintet, por su parte, basa su propuesta musical en un jazz de corte americano, aunque con arreglos muy personales y ciertas dosis de originalidad. El grupo se formó en la Facultad de la Academia de Música de Katowice y forman ya parte habitual de los circuitos jazzísticos polacos. El grupo muestra una gran definición estética y conceptual, una gran alegría creativa y una no menos intensidad expresiva, cualidades que le hicieron merecedor del primer premio de la última edición del Festival de Jazz de Getxo.
Su bebop llega con intensidad y sin fisuras, muy hecho, apoyado en los discursos delanteros de su trompetista, Piotr Schmidt, y su saxofonista tenor, Marcin Kaletka. Completan la reunión el contrabajista Michal Kapcuk, el baterista Sebastián Kuchczynski y el pianista Michal Wierba, que da nombre, al igual que el trompetista, al grupo.