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“EL CONCIERTO” A ANEM AL CINE
La pel·lícula que aquesta setmana ens du ‘Anem al cine’ pertany a aquell entranyable gènere en el qual uns vells companys es reuneixen lustres després dels seus temps de glòria amb motiu d’una situació casual i irrepetible que els brinda l’oportunitat de complir a la fi el seu somni.
Aquest projecte del romanès Radu Mihaileanu (“Vete y vive”) ens parla d’una colla de músics desterrats a la indigència per defensar la seua amistat i les seues conviccions davant el totalitarisme.
Una ermosa epopeia d’uns personatges que malgrat les dificultats i fent-se passar per allò que no són (o el que sí son?), aconseguiran bastir un pont de solidaritat cap als demés i assolir els seus somnis gràcies al seu sentit de l’humor i la seu energia vital. Una cinta que ens parla de la importància de perseguir els ideals, de la relació entre l’individu i la col·lectivitat, de la importància de la bellesa, l’ humor, l’amistat, de quant pot enriquir-nos allò que és diferent, allò que és alié o inesperat. Una cinta paer a somiar i per a gaudir.
FICHA TÉCNICA:
Francia, Italia, Rumania, Rusia, Bélgica, 2009. Comedia dramática. 119 min.
Dirección: Radu Mihaileanu.
Guión: Radu Mihaileanu.
Música: Varios.
Fotografía: Laurent Dailland.
Reparto: Aleksei Guskov, Mélanie Laurent, Dmitri Nazarov, Valeriy Barinov, François Berléand, Miou-Miou, Lionel Abelanski, Vasile Albinet, Laurent Bateau, Ramzy Bedia.
Dirección: Radu Mihaileanu.
Guión: Radu Mihaileanu.
Música: Varios.
Fotografía: Laurent Dailland.
Reparto: Aleksei Guskov, Mélanie Laurent, Dmitri Nazarov, Valeriy Barinov, François Berléand, Miou-Miou, Lionel Abelanski, Vasile Albinet, Laurent Bateau, Ramzy Bedia.
SINOPSIS:
En la época de Brezhnev, Andrei Filipov era el mejor director de orquesta de la Unión Soviética y dirigía la célebre Orquesta del Bolshoi. Pero en plena gloria, tras renunciar a separarse de sus músicos judíos, entre los que estaba su mejor amigo Sacha, fue despedido. Treinta años después, sigue trabajando en el Bolshoi, pero ahora… como limpiador. Una noche que Andrei se queda hasta tarde sacando brillo al despacho del jefe, encuentra un fax dirigido a la dirección del Bolshoi: se trata de una carta del Teatro de Châtelet invitando a la orquesta oficial a que vaya a dar un concierto a París. De repente, a Andrei se le ocurre una idea loca: ¿por qué no reunir a sus antiguos compañeros músicos, que viven de hacer trabajillos y chapuzas, y llevarlos a París, haciéndoles pasar por el Bolshoi?
CURIOSIDADES:
Radu Mihaileanu, director y guionista de “El concierto”, explica que el proyecto surgió cuando un productor le presentó una sinopsis escrita por dos autores jóvenes sobre una falsa orquesta del Bolshoi que se presentaba en París. La idea principal le encantó, pero no tanto el resto, por lo que pidió al productor desarrollar su propio guión partiendo de esa idea.
El rumano Radu Mihaileanu (“Vete y vive”, “El tren de la vida”) fue primer ayudante de dirección de Fernando Trueba en “El sueño del mono loco”.
El reparto está compuesto por actores rusos, rumanos y franceses, aunque en un determinado momento se plantearon rodar en inglés con actores americanos.
El encargado de interpretar al director de orquesta es Alexei Guskov, un gran actor ruso. Mélanie Laurent, ahora famosa por “Malditos Bastardos”, se encarga de otro de los papeles principales.
La mayor parte de los escenarios de Rusia se rodaron durante tres semanas en Rumanía. Rodaron dos días en Moscú porque necesitaban planos exteriores de la ciudad y de la Plaza Roja. En la víspera del rodaje todavía no tenían la autorización que habían estado solicitando desde hacía seis meses. Gracias a la intervención del actor Alexei Guskov, todo se desbloqueó y tuvieron la Plaza Roja para ellos solos. También rodaron durante ocho semanas en París, y en el auténtico teatro de Châtelet.
Sobre el rodaje de la escena final de la película, en que se interpreta el concierto, Mihaileanu explica que fue lo más complicado de realizar y que tardaron en prepararla seis meses. Primero visionó todas las películas sobre música que pudo (sobre conciertos, clásicos, rock, etc.), luego trabajaron con coach para que los actores parecieran músicos creíbles y prepararon el rodaje plano a plano.
La pieza que se interpreta es el Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky, que para Mihaileanu es una metáfora de la relación entre el individuo y la colectividad: “La relación entre individuo y colectividad tiene que ser muy fuerte y, para encontrar la armonía – o la felicidad -, hay que tratar de tocar lo más al unísono posible”, expresa el director.
Otra de las ideas centrales que Mihaileanu quiere reflejar en la cinta es la contraposición enriquecedora de culturas cada vez más interrelacionadas en nuestra sociedad actual: “Una banda de cuasi indigentes originarios de Moscú y compuesta por rusos, gitanos y judíos, desembarca en París: se trata por tanto del encuentro entre una cultura eslavo-oriental y una cultura occidental, rica y cartesiana. Al principio, el choque es explosivo: los "bárbaros" del Este – de los que formo parte – llegan a casa de los "civilizados" que temen por sus derechos adquiridos y les da miedo que no se respeten las normas tal y como las han definido. Al final, a pesar de la fricción, surgirán de este encuentro la belleza y la luz. Y el concierto expresa esta armonía que nace del choque de culturas.”
Para reflejar esa contraposición se buscó un tratamiento diferente de las dos sociedades a través de los decorados, el vestuario, la luz, el sonido y la puesta en escena. En Rusia, los decorados y el vestuario son coloridos pero con líneas caóticas y un aire trasnochado, mientras que París es más luminoso, muchas veces dorado, con más contraste y compuesto por trazos rectilíneos, cuadrados.
Además, a los rusos se les filma a menudo cámara al hombro, porque están en movimiento permanente, "mal encuadrados", mientras que los franceses han sido filmados más bien de una manera simétrica, cámara fija o en movimiento controlado.
Sobre uno de los gags de la cinta, la forma de hablar francés de los protagonistas, Mihaileanu explica que que aprendió francés de pequeño con una mujer de unos 70 años que había dejado Francia para seguir a un rumano del que se había enamorado, por lo que se expresaba en un francés que ya no se hablaba en Francia, porque hacía muchísimo que había salido de su país. Así, aprendió una lengua literaria, muy pasada de moda y, cuando llegó a Francia, utilizaba la mayor parte de las expresiones arcaicas que usan los personajes en la película. Recuerda por ejemplo haber dado las gracias a una señora que le ayudó a obtener el visado de entrada diciéndole: "¡Beso a usted la mano!"
El padre del director y guionista se apellidaba Buchman y tuvo que cambiarse el apellido durante la guerra por Mihaileanu para escapar del régimen nazi y del estalinista, por lo que la historia tiene cierto contenido autobiográfico.
Según Mihaileanu, “la película cuenta que sin la amistad, y sin este viaje al encuentro de otra cultura, no podemos alcanzar la felicidad.”
Radu Mihaileanu, director y guionista de “El concierto”, explica que el proyecto surgió cuando un productor le presentó una sinopsis escrita por dos autores jóvenes sobre una falsa orquesta del Bolshoi que se presentaba en París. La idea principal le encantó, pero no tanto el resto, por lo que pidió al productor desarrollar su propio guión partiendo de esa idea.
El rumano Radu Mihaileanu (“Vete y vive”, “El tren de la vida”) fue primer ayudante de dirección de Fernando Trueba en “El sueño del mono loco”.
El reparto está compuesto por actores rusos, rumanos y franceses, aunque en un determinado momento se plantearon rodar en inglés con actores americanos.
El encargado de interpretar al director de orquesta es Alexei Guskov, un gran actor ruso. Mélanie Laurent, ahora famosa por “Malditos Bastardos”, se encarga de otro de los papeles principales.
La mayor parte de los escenarios de Rusia se rodaron durante tres semanas en Rumanía. Rodaron dos días en Moscú porque necesitaban planos exteriores de la ciudad y de la Plaza Roja. En la víspera del rodaje todavía no tenían la autorización que habían estado solicitando desde hacía seis meses. Gracias a la intervención del actor Alexei Guskov, todo se desbloqueó y tuvieron la Plaza Roja para ellos solos. También rodaron durante ocho semanas en París, y en el auténtico teatro de Châtelet.
Sobre el rodaje de la escena final de la película, en que se interpreta el concierto, Mihaileanu explica que fue lo más complicado de realizar y que tardaron en prepararla seis meses. Primero visionó todas las películas sobre música que pudo (sobre conciertos, clásicos, rock, etc.), luego trabajaron con coach para que los actores parecieran músicos creíbles y prepararon el rodaje plano a plano.
La pieza que se interpreta es el Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky, que para Mihaileanu es una metáfora de la relación entre el individuo y la colectividad: “La relación entre individuo y colectividad tiene que ser muy fuerte y, para encontrar la armonía – o la felicidad -, hay que tratar de tocar lo más al unísono posible”, expresa el director.
Otra de las ideas centrales que Mihaileanu quiere reflejar en la cinta es la contraposición enriquecedora de culturas cada vez más interrelacionadas en nuestra sociedad actual: “Una banda de cuasi indigentes originarios de Moscú y compuesta por rusos, gitanos y judíos, desembarca en París: se trata por tanto del encuentro entre una cultura eslavo-oriental y una cultura occidental, rica y cartesiana. Al principio, el choque es explosivo: los "bárbaros" del Este – de los que formo parte – llegan a casa de los "civilizados" que temen por sus derechos adquiridos y les da miedo que no se respeten las normas tal y como las han definido. Al final, a pesar de la fricción, surgirán de este encuentro la belleza y la luz. Y el concierto expresa esta armonía que nace del choque de culturas.”
Para reflejar esa contraposición se buscó un tratamiento diferente de las dos sociedades a través de los decorados, el vestuario, la luz, el sonido y la puesta en escena. En Rusia, los decorados y el vestuario son coloridos pero con líneas caóticas y un aire trasnochado, mientras que París es más luminoso, muchas veces dorado, con más contraste y compuesto por trazos rectilíneos, cuadrados.
Además, a los rusos se les filma a menudo cámara al hombro, porque están en movimiento permanente, "mal encuadrados", mientras que los franceses han sido filmados más bien de una manera simétrica, cámara fija o en movimiento controlado.
Sobre uno de los gags de la cinta, la forma de hablar francés de los protagonistas, Mihaileanu explica que que aprendió francés de pequeño con una mujer de unos 70 años que había dejado Francia para seguir a un rumano del que se había enamorado, por lo que se expresaba en un francés que ya no se hablaba en Francia, porque hacía muchísimo que había salido de su país. Así, aprendió una lengua literaria, muy pasada de moda y, cuando llegó a Francia, utilizaba la mayor parte de las expresiones arcaicas que usan los personajes en la película. Recuerda por ejemplo haber dado las gracias a una señora que le ayudó a obtener el visado de entrada diciéndole: "¡Beso a usted la mano!"
El padre del director y guionista se apellidaba Buchman y tuvo que cambiarse el apellido durante la guerra por Mihaileanu para escapar del régimen nazi y del estalinista, por lo que la historia tiene cierto contenido autobiográfico.
Según Mihaileanu, “la película cuenta que sin la amistad, y sin este viaje al encuentro de otra cultura, no podemos alcanzar la felicidad.”
VER EL TRAILER (en castellano):
http://www.youtube.com/watch?v=p1qOG04XyJc
http://www.youtube.com/watch?v=p1qOG04XyJc
Ciclo Anem al cine
“EL CONCIERTO” (Le concert) -VOSE
Miércoles 2 y jueves 3 de junio
20:30 y 22:30 horas
Multicines Eivissa
“EL CONCIERTO” (Le concert) -VOSE
Miércoles 2 y jueves 3 de junio
20:30 y 22:30 horas
Multicines Eivissa
+ INFO: www.lacartelera.si
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