CRÓNICA MUSICAL DE LA SEMANA
Es lunes, las luces del Pereyra juegan con las semicorcheas de Omar Martínez, el nuevo pianista incorporado al trío de Jazz y otras músicas. Desde una esquina observo como se me desdibujan los dedos de Allan Christie debido a la velocidad con la que frasea por entre los trastes de su guitarra. La graciosa melena de Vitorio Cavalcante se mantiene impertérrita contrastando con su tocar de batería desbocado pero concreto. El martes y el miércoles me sentaré a la luz de otra vela, pero sin que el escenario teatral del Teatro se despeine ante tanto ‘solo’ virtuoso fluyendo por sus recodos.
El miércoles, de todas formas, me pasaré por el Ke Kafé a sentarme un ratito cerca del piano de Victor Gressely, así no me perderé detalle.
Llega el jueves y la presión comienza con la caída de la tarde. La noche la inauguro con Pilar, la del Itaka, que mirará curiosa hacia la puerta al escuchar su sonido cortante una vez que se abre. Me reconocerá y con una palabra amable y una sonrisa nos contaremos el devenir de la semana. Ella pedirá al público que allá se encuentre que decida cuál es el repertorio y si éste no reacciona ella recogerá de las conversaciones los remiendos necesarios para componer un patchwork musical hecho de muchos estilos pero que igualmente combinan en su conjunto.
De ahí, buscando un poco de calentura iré al Teatro Pereyra, ¡asere! que Heriberto Cruz y su banda de salsa han de dejarme lista para un descanso merecido.
Viernes noche, cuaderno en mano y recién peiná me echo a la calle. ¿Dónde ceno? El Restaurante Samsara de nuevo me ofrece una velada diferente. Esta vez un largo “Don’t look back” sobre Bob Dylan. No es música en directo, pero promete ser interesante.
Después, el peregrinaje estival nos deja sólo un puñado de alternativas. Escojo las de Vila: salsa con Heriberto en el Pereyra y abanico de músicas y músicos en el Itaka.
Llegado el sábado, ¿por qué no cenar con una Jam Session de la mano de Miko en el Samsara? El domingo me prometieron amenizar la cena con otra película de mi admiradísima Isabel Coxet: “The Life of the Others” (que para eso rueda en inglés). El problema es que el domingo ya lo tengo cargadito, pues haré un intensivo sanantoniense. Jack Jazz actúa en Putumayo Café, en Cala Gracioneta. Un trío internacional formado por el luso Jack a la percusión, el fantástico germano-ibicenco Gerard a la guitarra y el luso-asiático Dominique al saxo.
Putumayo Café “The extended version of your livingroom”: vamos, como en casa, según la filosofía de Rick, su dueño.
Después del café ya tengo a Rafa Peletey en el Guaraná con su guitarra y su voz de noche aterciopelada en la intimidad. Cualquier tema ajeno lo hace suyo, cualquier tema propio lo comparte como si fuera recién nacido.
Y como un bebé inocente que aún no tiene remordimiento alguno porque el camino que le queda es largo e impreciso, me meto en la cama y escucho las olas de fondo como la nana más perfecta jamás compuesta.
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Por Nela Escribano.
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