Su consumo interno y su aplicación
externa sirven para mantener la piel joven…

No sólo son una fuente de proteínas
que benefician la reparación de las células, sino que además contienen más
fibra que cualquier otro fruto seco, poseen calcio, tienen grasas mono
insaturadas y fitoesteroles que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades
coronarias.

También aportan zinc, magnesio, potasio y son fuente de vitamina E, que
proporciona elasticidad a la piel. Su uso interno y externo permite reparar el
deterioro y hacer que el cutis luzca sano.

Con esta receta de leche de almendras podrás lograr que tu rostro quede
suave y terso: Mezcla en un recipiente 50 g de almendras, 2 cucharadas de miel
y 500 ml de agua mineral sin gas. Remueve hasta que la miel se haya disuelto.
Deja reposar por 2 horas, filtra y coloca la preparación en una botella con
tapa. Aplica generosamente sobre el rostro y el cuello con un algodón. Deja que
actúe por 20 minutos y luego enjuaga con abundante agua tibia.

Úsala por la mañana y por la noche. La preparación se conserva hasta 3 días
dentro de la nevera.

Por Inés Sosa

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