Las salinas
de Ibiza y Formentera cuentan con una larga historia que se remonta a la época
de los fenicios y cartagineses que comenzaron su explotación, que continuó con
los romanos y más tarde  con los vándalos
y bizantinos, aunque de esto no último no se tiene constancia.

Ya en el siglo X, con la llegada de los árabes se
consolida la explotación salinera y su exportación (se sabe del comercio con ciudades-estado
italianas). Con la conquista catalana, en 1235, los señores feudales se
repartieron los beneficios derivados de la venta de la sal hasta que se
estableció que la población isleña también podía beneficiarse de ese preciado
producto, a cambio de un impuesto.

La principal industria de la isla de Ibiza fue durante
mucho tiempo la extracción y venta de sal. En 1709, un mercader genovés, Joan
Baptista Visconti, arrenda las salinas hasta que Felipe V, tras la guerra de Sucesión
se apropió de ellas y en 1871 se vendieron a un particular. Hoy en día la
explotación está en manos de la empresa Salinera española, S.A.

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