Practicar submarinismo relaja y te abre la mente al mismo tiempo. Hay que saber mirar para poder ver y esta habilidad se educa con  el tiempo. Ver es percibir a través de los ojos y no requiere ninguna implicación o esfuerzo. Mirar, en cambio, es fijar la vista en alguna cosa e implica voluntad, conocimiento, búsqueda e intención. A veces, algunos buceadores noveles dicen que no han visto nada porque no hay nada de vida. Lo primero puede que sea cierto ya que es posible que estuviese más preocupado por controlar el equipo, la flotabilidad, el manómetro, la brújula o en seguir al grupo y no se haya dado cuenta que ha puesto la mano al lado de una estrella o un pulpo le ha rascado la aleta. Es evidente que la mar está llena de vida, la mayor parte de la cual se mimetiza para poder sobrevivir. 

Para conocer bien la isla han de visitarse también nuestros  tesoros marinos: la fauna y la flora, rica y diversa que nos transporta a un mundo mágico, lleno de colores y formas que nunca dejan de sorprender.

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