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CRONICA MUSICAL Del 4 AL 10 DE FEBRERO
Intento recomponerme de una siesta, de esas ineludibles, producto de un sopor inesperado por culpa de una copiosa comida. Mientras me voy rindiendo a la obviedad de la pérdida de sentido temporal, empiezo a notar en los pies pequeños golpes a un ritmo bien marcado. Incapaz de abrir los ojos, busco con las manos el origen del rítmico movimiento: es mi cuaderno de bitácora que “extrañamente” se abrió por un golpe de viento (o más bien por la urgencia de palabras que por llevarse el papel).
Tras una dulce lucha, consigo que mi mano acalle el pasar de las hojas y al despertarme, mis ojos van a darse contra otra página en blanco. Me la acerco al oído y siento que lejos resuenan ejércitos de letras formando melodías. He de salir, entonces, a la busca y captura de música en directo. Es la única medida preventiva a tomar con el fin de que mi cuaderno de bitácora me deje dormir -o velar- tranquila. Una ducha rápida y me echaré a la calle pase lo que pase…
Lunes, martes y miércoles, casi de ojos cerrados me siento en mi cantito del Pereyra. Susana, Tino o Silvia o cualquier otro de los camareros me atenderán con mucho cariño y una sonrisa, prolongación de los tremendos músicos de ese trío fantástico que cada día me deleita, llueva o truene. Allan Chistie -guitarra y voz- Rafa Garcés -piano y saxo- y Vitorio Cavalcante serán los artífices de su genial proyecto musical… no os digo más…
El miércoles me pasaré antes por el Ke Kafé, porque Victor Gressely -pianista- promete amenizar mi cena de fusión con su piano y en un entorno tan apetecible como este restaurante, para todos los sentidos.
El jueves será breve, saludaré a mi gente del Pereyra y allí bailaré a ritmo caribeño.
El viernes ya empiezan las dudas, pero por esta vez podré escuchar un poquito de Hard Rock con la banda Second Hand en el Racó Verd de San Antonio. De vuelta a Vila comienza el peregrinaje a buen ritmo. Primero Pereyra con Heriberto Cruz y su banda. Música latina contrapunto del rock que todavía resuena en mi cabeza. Antes de que me cierre Pilar, iré al Itaka. Luís García seguro que me sonríe complacido al abrir la puerta del bar y me mostrará algún tema recién presentado, alguna composición de otros amigos músicos; sin dejar de acompañar a Pilar cuando ésta decida que precisa de su guitarra o sólo de su voz y el piano de Luís, dependiendo del tema elegido para interpretar. Si es un bolero con suerte podré disfrutar de los dos a la vez, si es algún standard de jazz, seguramente Luís, si es canción de autor, probablemente Pilar y su guitarra.
El sábado invertiré el orden de los acontecimientos… con Pilar nunca se sabe y lo mismo cerramos el local cuando salga el sol y esta vez quiero recogerme pronto… ¡pobre ilusa! Primero al Itaka, que los sábados se pone bien interesante con los espontáneos profesionales y amateurs. Después cierro, ¡de ésta lo cierro!, el Pereyra me refiero. Heriberto Cruz y su banda me dejarán cansada y lista para reponerme hasta que la tarde caiga en el domingo.
El domingo -ya sin justificarme a mí misma que no podré recogerme prontito– llegaré a Santa Eulalia bien prontito. El Guaraná me reserva dos bandas en una misma tarde. The Lost Mountain Orchestra y Miko and His Band. El que sea capaz de quedarse en casa, que me explique cómo… Probablemente camino del sueño pase por el Itaka a saludar a Pilar y con suerte consiga acabar esta crónica entre bostezos antes de que se haga de día. Hasta que mi cuaderno precise alimentarse de palabras y notas.
Por Nela Escribano